El jueves 8 de febrero de 2007 en el teatro Sucre se estrenó por fin el segundo álbum de la ventana: “juicios y otros desvaríos” un disco mucho más oscuro y sicodélico que el anterior, donde la banda ha dejado un poco de lado el sonido acústico dando paso a guitarras más fuertes, un bajo más trabajado y dominante y más teclados. El show presentó la conceptualización del disco con 8 actores en escena en una especie de bizarra fusión entre el rock y la teatralidad.
Lo que el álbum significa
La obra que se presentó junto a la música y las artes del disco pretenden mostrar el lado humano de ser humano, la temática en que gira “juicios y otros desvaríos” es la de la imperfección del hombre, los errores que se pueden cometer al amar, los fracasos, las decepciones y como aquellos tropiezos pueden hundirnos hasta el fondo, muestra también las victorias y que se puede superar aquello que nos tumba; finalmente pretende dejar la reflexión de que si alguien nunca ha sido traído a juicio por si mismo o por otros, si alguien no ha desvariado y se cree perfecto, en capacidad de juzgar a los demás, es una máquina, un robot, no un hombre, pues fallar es parte de ser humano.
Las canciones
En “optimismo” (instrumental) se representa el inicio con todo el ánimo de hacerlo bien, “cinco minutos para una sorpresa” es un primer gran fracaso queriendo a quien no se debe, “por un dibujo en tierra” es la recuperación de lo anterior y el inicio de “la soga” conociendo a alguien que si vale la pena, “cosas quemadas” presenta el tema de apresurarse en las cosas y no hacerlo con calma lo que separa a los personajes por un tiempo, en “sirena” se muestra el alejamiento, la aparición de gente que nos levanta pero no del todo, pues sigue lejos la persona amada, el sicodélico tema ““cumbia” dos loros” es un símbolo en tres partes 1) una supuesta alegría y los excesos queriendo olvidar 2) los persistentes recuerdos y 3) la dura realidad, “juicios y otros desvaríos” es un culparse a si mismo y a los demás, sacándose toda la rabia, en “mono espacial” finalmente las consecuencias de los actos atrapan al personaje que es enjaulado por sus culpas, “un día a la vez” es el principio de la recuperación al priorizar las cosas, encaminándose por el sendero correcto y apoyándose en verdaderas columnas, “la soga” es finalmente recuperar el hilo correcto, encontrando por fin una estabilidad y un cierto grado de dicha, “canción de cuna para cualquier robot” es el epílogo, un tema instrumental que deja espacios para analizarse, porque todos de una u otra manera hemos errado en el camino por el hecho mismo de ser humanos.
El show
Se presentaron todas las canciones del álbum conceptualizadas a través de interpolaciones teatrales que pretendían contar la historia del “mono espacial” el personaje central, en su viaje por la vida cayéndose, de tumbo en tumbo, juzgado, encarcelado y finalmente escapando de la jaula aferrándose a la soga, símbolo del vinculo con esa fuerza motivadora que lo sigue durante todo el acto. Para el final: “canción de cuna para cualquier robot” el “juez” símbolo de las conciencias censuradoras, vuelve a salir y acusa esta vez al público, bajando incluso del escenario para luego volver y finalmente dormir.
Así culminaba la primera parte del concierto con fuertes aplausos del público, que pedía otra. La ventana salio otra vez y ejecutó los principales y más conocidos temas del “transiciones inesperadas” su primer álbum.
Las gracias
Así culminó una noche de rock y teatro producto de un durísimo esfuerzo logístico de parte de la ventana y amigos, show que no hubiese sido posible sin la colaboración de las siguientes personas a las que la ventana agradece eternamente:
Lic. Margarita Vega, Mario Calderón, Diego Arias (manager, backstage, chofer, ingeniero de luces y mil cosas más) Leonela Ortiz (en similares papeles), Bernardo, Adriana, Negra, David y Danilo (los “repes”), Nube y Verónica (gracias en especial a ustedes), el loco del Santiago (te pasaste), Marco (mandarale suavito), Mauricio (un hermano en verdad, el sexto ventana, gracias por venirte de tan lejos) Chacha (sigue sonando tu sinte), nuestras familias, las “grupies” (por todos los gritos), la maquina, y todo el personal del teatro Sucre.
Lo que el álbum significa
La obra que se presentó junto a la música y las artes del disco pretenden mostrar el lado humano de ser humano, la temática en que gira “juicios y otros desvaríos” es la de la imperfección del hombre, los errores que se pueden cometer al amar, los fracasos, las decepciones y como aquellos tropiezos pueden hundirnos hasta el fondo, muestra también las victorias y que se puede superar aquello que nos tumba; finalmente pretende dejar la reflexión de que si alguien nunca ha sido traído a juicio por si mismo o por otros, si alguien no ha desvariado y se cree perfecto, en capacidad de juzgar a los demás, es una máquina, un robot, no un hombre, pues fallar es parte de ser humano.
Las canciones
En “optimismo” (instrumental) se representa el inicio con todo el ánimo de hacerlo bien, “cinco minutos para una sorpresa” es un primer gran fracaso queriendo a quien no se debe, “por un dibujo en tierra” es la recuperación de lo anterior y el inicio de “la soga” conociendo a alguien que si vale la pena, “cosas quemadas” presenta el tema de apresurarse en las cosas y no hacerlo con calma lo que separa a los personajes por un tiempo, en “sirena” se muestra el alejamiento, la aparición de gente que nos levanta pero no del todo, pues sigue lejos la persona amada, el sicodélico tema ““cumbia” dos loros” es un símbolo en tres partes 1) una supuesta alegría y los excesos queriendo olvidar 2) los persistentes recuerdos y 3) la dura realidad, “juicios y otros desvaríos” es un culparse a si mismo y a los demás, sacándose toda la rabia, en “mono espacial” finalmente las consecuencias de los actos atrapan al personaje que es enjaulado por sus culpas, “un día a la vez” es el principio de la recuperación al priorizar las cosas, encaminándose por el sendero correcto y apoyándose en verdaderas columnas, “la soga” es finalmente recuperar el hilo correcto, encontrando por fin una estabilidad y un cierto grado de dicha, “canción de cuna para cualquier robot” es el epílogo, un tema instrumental que deja espacios para analizarse, porque todos de una u otra manera hemos errado en el camino por el hecho mismo de ser humanos.
El show
Se presentaron todas las canciones del álbum conceptualizadas a través de interpolaciones teatrales que pretendían contar la historia del “mono espacial” el personaje central, en su viaje por la vida cayéndose, de tumbo en tumbo, juzgado, encarcelado y finalmente escapando de la jaula aferrándose a la soga, símbolo del vinculo con esa fuerza motivadora que lo sigue durante todo el acto. Para el final: “canción de cuna para cualquier robot” el “juez” símbolo de las conciencias censuradoras, vuelve a salir y acusa esta vez al público, bajando incluso del escenario para luego volver y finalmente dormir.
Así culminaba la primera parte del concierto con fuertes aplausos del público, que pedía otra. La ventana salio otra vez y ejecutó los principales y más conocidos temas del “transiciones inesperadas” su primer álbum.
Las gracias
Así culminó una noche de rock y teatro producto de un durísimo esfuerzo logístico de parte de la ventana y amigos, show que no hubiese sido posible sin la colaboración de las siguientes personas a las que la ventana agradece eternamente:
Lic. Margarita Vega, Mario Calderón, Diego Arias (manager, backstage, chofer, ingeniero de luces y mil cosas más) Leonela Ortiz (en similares papeles), Bernardo, Adriana, Negra, David y Danilo (los “repes”), Nube y Verónica (gracias en especial a ustedes), el loco del Santiago (te pasaste), Marco (mandarale suavito), Mauricio (un hermano en verdad, el sexto ventana, gracias por venirte de tan lejos) Chacha (sigue sonando tu sinte), nuestras familias, las “grupies” (por todos los gritos), la maquina, y todo el personal del teatro Sucre.
